Blog de Geografía e Historia

martes, 22 de marzo de 2011

Los años dan sabiduría y respeto en tierras africanas.


"A los pequeños los cuidan los mayores, y a éstos, los más grandes todavía. Esta jerarquía de la edad se observa a rajatabla y la obediencia es absoluta. El niño de cuatro años tiene un poder absoluto sobre el de dos; y el de seis, sobre el de cuatro. Así, siempre son los niños los que se cuidan de otros niños, los más grandes de los más pequeños, de modo que los adultos pueden dedicarse a sus propios asuntos."

Esta preciosidad de siete años cuida a su hermano de escasos meses, como hacen el resto de niños en África. Los niños ayudan en casa, cuidando de sus hermanos, del ganado o en el campo, por lo que después del colegio prácticamente ninguno continúa los estudios en el instituto y muy pocos llegan a la universidad. Esto favorece que los padres puedan dedicarse más profundamente en sus trabajos y, así, poder llevar más comida a las casas.
En África, no importa tu estatura ni tu fuerza, los años son los únicos que te llenan de conocimiento.

El pueblo es un león dormido

El desarrollo de la vida se produce bajo el sol y junto a sus iguales


"Las mujeres machacan la mandioca, asan a la brasa bulbos de taro, cocinan algún plato, comercian con chicles, galletas y aspirinas, lavan y secan la ropa. Y todo ello a la vista de todos, como si rigiese una orden que obliga a los habitantes a abandonar sus casas a las ocho de la mañana y a permanecer en la calle. La causa real es muy distinta: las viviendas son pequeñas, estrechas y pobres."

Desde el principio de la mañana y hasta el comienzo de la noche, todos los habitantes de Acra, Guinea, se encuentran en las puertas de sus casas. Algunos niños corren y juegan. Las mujeres, como en el caso de las dos señoras de la foto, conversan acerca de temas cotidianos, cocinan, enseñan a sus hijos y se encargan de pequeños comercios donde venden algunas frutas, hortalizas o algún tipo de artesanía.